Realidad y Sofisma. El placer del autoengaño.

Puede decirse que la realidad se opone al mundo de las ideas y se piensa que la realidad es aquello que se manifiesta en el mundo físico; no obstante, las emociones también son reales y con base en ellas tomamos decisiones que afectan materialmente el entorno donde habitamos. Es muy fácil creer en un sofisma: una realidad construida equivocadamente con argumentos faltos de lógica o diseñada a propósito para que parezca verdadera, en cambio, no es tan fácil determinar o evidenciar lo real: nos enredamos con los argumentos cuando un narrador intenta convertir la peor razón en la mejor sin que el auditorio se dé cuenta. La política y la publicidad se valen de artimañas psicológicas y estéticas para vender un producto o un servicio; todo parece tan fácil, tan lógico, tan económico y tan verosímil que muchas personas nos acostumbramos a creer ciegamente en cualquier relato presentado a través de una pantalla.

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